Piensa-Decide-Enseña (II)

Hace una semana escribía el anterior artículo sobre los riesgos que se avecinan en el siguiente periodo de programación 2014-2020. Llegaba a la conclusión de que el margen de error se reduce por varios motivos (ver artículo y razonamiento aquí) y es ante eso, la clave principal es pensar la lógica del “problema” que se nos avecina  y tratar de aprovechar las pocas oportunidades de reducir ese riesgo desde ya, desde la programación.

Prometí que escribiría una segunda parte con algunas reflexiones propias sobre qué puede reducir ese riesgo y allá voy. Para empezar, voy a plantear un esquema mental que ami me ayuda a entender la situación y el planteamiento que posteriormente hago. Me descubro, es mi esquema mental a la hora de organizarme (ya me diréis si acierto). Por partes para que sea más sencilla la reflexión:

  • A la hora de definir un plan (en este caso un programa 2014-2020) tenemos que entender que dicho plan / programa es un punto secundario. Que el fundamento principal del proceso es entender los puntos críticos de los elementos que nos atañen (y aquí enlazo con el anterior post, el porqué de mi razonamiento sobre el menor margen de error que tendremos a futuro para gestionar los fondos, esos). En el fondo, se trata de conocer “nuestro negocio”, sus riesgos. Y en este sentido, cualquier plan / programa no será perfecto. Tendrá fallos seguro. Habrá sorpresas, imprevistos.
  • La incertidumbre es inherente a cualquier actividad / negocio / política, pero debemos hacerla manejable, es decir debemos incorporarla a la gestión. De esta forma minimizaremos el riesgo.
  • Los recursos disponibles (personas, tiempo y dinero) sólo son importantes  si te permiten minimizar esos riesgos y solventar problemas si llega el caso. Pensemos en cómo utilizarlos.
  • Las relaciones personales, el networking, la gestión de los contactos,…claro que son importantes y ayuda. Pero lo primero, imprescindible y necesario es el conocimiento. Es la clave para entender  que hacer en cada momento. Invierte en ello, invierte en los que saben. Lo barato, a la larga sale caro.

Pues bien, con este esquema mental pienso en cómo reducir los riesgos que el periodo 2014-2020 tiene y que señalaba el otro día. Y en este sentido, los propios reglamentos, aún en negociación, plantean opciones. Eso sí, ya lo adelanto, ninguna se coge de un cajón y se aplica sin más. Hay que trabajarla, como no, y pensar en cómo implementarlas desde el principio. ¿De qué opciones estoy hablando?

  • El gasto privado como gasto elegible. Hasta ahora ésta es una posibilidad que permite el reglamento (no en el caso de FEADER), pero que España ha desechado. No así otros países. Ahora el Gobierno de España, probara su “activación” en uno de los Programas Operativos Plurirregionales, el llamado “Fondo Tecnológico para las empresas”. Para ello, sólo tiene que considerar, primer paso, que la aportación nacional que complementa la cofinanciación europea es no sólo de la AGE+CCAA+AALL si no la aportación privada. ¿Por qué si yo articulo un proyecto demostrativo en un grupo de empresas como proyecto piloto, no puedo considerar la aportación privada al proyecto como aportación nacional a la cofinanciación? ¿Por qué si doy ayudas para un curso de posgrado a desempleados no puedo considerar la parte que ellos ponen todavía como aportación nacional? ¿por qué si implanto la llamada formación dual no puedo tener en cuenta el gasto que abona la empresa en esos contratos como aportación nacional? Podría en este nuevo modelo. Y desde luego, algo ayudaría a aliviar nuestras tensiones en la tesorería pública.
  • Instrumentos de Ingeniería Financiera. Valora desde el principio (no lo hagas dentro de 2 años) si es algo que tiene demanda, que lo puedes aplicar, que puedes gestionar. SI es que sí, empieza a pensar en cuál es la mejor manera de ponerlo en marcha, y desde ya incorpóralo a la programación. Sí que es verdad que no tiene las ventajas que ha tenido en este periodo 2007-2013, pero no deja de tener muchas ventajas. Además, en mi opinión, de ser una forma de gestión de incentivos públicos que es la que irá primando en el futuro.
  • Simplificación. Sí, es verdad. Los que estamos metidos en el día a día somos muy escépticos de lo que la Comisión llama simplificación. Y aunque parezca extraño, simplificar es difícil. Pero es que el sistema es perverso. Pero hay posibilidades. ¿podéis imaginaros el ahorro de costes y ahorro de riesgos de control que supone implementar estudios de costes unitarios o costes indirectos de las distintas líneas de ayuda? Si se hace bien esto puede servir y mucho. La legislación nacional lo permite (no todo, es verdad). Pero empecemos a trabajar en ello. Busquemos apoyos (hasta la propia Comisión), busquemos aliados (sobre todo la intervención). Lo que cuesta montarlo bien es mucho menos de lo que ahorra. Es inversión no gasto.
  • La evaluación a la carta. Ahora nos piden algo novedoso. Un Plan de Evaluación de nuestros Programas. Sí hay que pensarlo y definirlo a la vez que los Programas. Otra tarea más a incluir en la evaluación. Otra obligación más. Ok, es verdad. Pero ¿qué tal si lo usamos en nuestro beneficio? ¿Por qué no plantear actuaciones de evaluación que me ayuden a analizar con detalle si voy teniendo riesgos – y como solventarlos – en los elementos vinculados al marco de rendimiento? Supone invertir recursos en los primeros años de vida de la programación, pero nos ahorrarán muchos recursos si nos evita perder fondos de nuestra reserva de rendimiento.
  • Coordinación con otros fondos. Otro requisito más. Sí, la Comisión no se coordina entre sí, y en cambio me pide que yo me coordine a la hora de gestionar sus fondos. Cierto. Pero veámoslo de otra forma. Ya que me tengo que coordinar con los organismos que se suelen vincular con el programa Horizonte 2020 / Cultura / Life / COSME / etc., ¿por qué no aprovechar dicho análisis para organizarme internamente para captar más fondos? En general, en España, desaprovechamos muchísimo las convocatorias europeas. Es verdad que tenemos los fondos llamados de gestión compartida (FEDER-FEADER-FSE-FEAGA, etc.), pero cada vez menos. Hagamos un plan B para ir aumentando la captación de oportunidades que el Presupuesto Europeo ofrece. Para empezar es un extra y dicho gasto no computa como déficit estructural (ley 2/2012, artículo 12.2), y por otro lado, dada la situación de nuestros presupuestos públicos, es la mejor manera de asegurarnos financiación para nuestros nuevos proyectos y servicios.
  • Picardía en la gestión de la senda financiera. No me malentendáis. No hay que hacer trampas. Pero, ¿por qué tengo que plantearme un gasto anual de 100 millones de euros (o el que tenga cada uno) si mi senda financiera anual en el Programa es 100 millones de euros? ¿por qué me tengo que plantear que mis gestores se gasten en 7 (N+2 o N+3) los -digamos- 700 millones de gasto programado? ¿Por qué no puedo plantearme líneas de actividad que supongan un potencial gasto elegible de 150 millones de euros? Yo mismo me genero margen de error. Y si nada sale mal. Pues el 10 de enero de 2020 certifico todo el gasto de pendiente de certificar del programa y me quito de dudas.

Seguro que hay más opciones. Yo he pensado en estas. No son fáciles. No se cogen de un libro y se aplican. Hay que prepararlas, y mejor hacerlo pensando en ellas desde el principio. Si no, puede que salga bien. Pero el margen de error es muy, muy, muy pequeño en el periodo de programación 2014-2020.

Ricardo Pedraz González
Experto en políticas europeas

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